Todo un clásico en un día como hoy, el Día de Reyes, día de ilusiones, día de sueños, de esperanza y fe. Y además aquí, día de fuerte Tramontana.
Es la primera vez que hago el Roscón, y sinceramente, pese al tiempo que requiere por sus numerosas veces que tiene que fermentar, no será la última. ¡Nos hemos zampado medio roscón casi sin darnos cuenta!
Empecé el día 5 por la mañana, sobre las 11 y lo saqué del horno a las 10 de la noche. Así, que quien realmente lo quiera hacer, debe tener en cuenta que se necesitan más o menos 12 horas.
Ingredientes:
- 1kg de harina aproximadamente
- 5 huevos
- levadura de panadero (para asegurarme le puse 50 gr)
- ralladura de naranja y de limón
- agua de azahar (unos 25g)
- 125 g de azúcar
- frutas confitadas
- 125g de mantequilla
- 250ml de leche
- una pizca de sal
- sorpresa para meterle dentro
En un cuenco disolvemos la levadura con la leche y 375g de harina. Amasamos enérgicamente y formamos una bola, la tapamos y la dejamos en un lugar cálido (cerca del radiador, o dentro del coche aparcado al sol (para casos extremos))
Cuando haya doblado su volumen preparamos en otro cuenco otra masa con: azúcar, mantequilla derretida, las ralladuras de una naranja y un limón, 4 huevos, agua de azahar y lo que coja de harina. Amasamos bien.
Juntamos las dos masas, amasando un buen rato, necesitamos que coja aire. La volvemos a dejar tapada y que doble su volumen.
Mientras troceamos la fruta:
Cuando la masa haya fermentado, amasamos nuevamente y formamos el roscón. Dejamos fermentar otra vez (ya la última, al fin!) Le escondemos la sorpresa y adornamos con la fruta:
Por último, pintamos con un huevo batido:
Y lo metemos al horno 30-35 minutos a 175º